No hace mucho tiempo, la población indígena de Bolivia era clasificada casi en su totalidad como la clase baja, relegada a trabajos de baja categoría por un salario mínimo imposible de vivir, sin embargo, recientemente, surgió un sentido renovado de identidad indígena.
El surgimiento de nuevos sectores comerciales, sumados al trabajo duro y la perseverancia han visto a decenas de estos proletariados previamente marginados transformarse en la nueva élite adinerada del país. Gran parte de su éxito ha tenido lugar en El Alto y La Paz, donde estos «burgueses aymaras» de hoy en día han cambiado la estructura de clases de la región para siempre.
Desde que obtuvo el puesto más alto en 2006, el presidente Evo Morales se ha esforzado por restaurar la dignidad y la igualdad económica de sus compatriotas bolivianos indígenas. La nueva legislación ha impuesto duras sanciones a las prácticas discriminatorias, mientras que los generosos aumentos del salario mínimo han permitido a los indígenas más pobres alcanzar un nivel de vida digno. Estas políticas, entre otras, han sido ampliamente reconocidas por restaurar un sentido de orgullo indígena que ha dado a muchos la confianza para participar en nuevas oportunidades comerciales.
¿Cómo alcanzaron algunos indígenas esta prosperidad?
El principal impulsor de la nueva élite financiera ha sido la economía en auge de la nación. Bolivia es un país rico en recursos con grandes reservas de minerales y gas natural. No mucho después de llegar al poder, Morales fue bendecido con precios por las nubes de los productos básicos a nivel mundial, que junto con la nacionalización generalizada hicieron que se acumularan enormes cantidades de dinero en las arcas del gobierno.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, durante los años más prósperos de 2010-2015 al menos un millón de bolivianos saltaron la línea de pobreza para unirse a la clase media.
Esta clase media más grande ha jugado un papel crucial en el surgimiento de la nueva élite económica. Grandes sectores de la población de repente pudieron gastar como nunca antes, creando nuevas y emocionantes oportunidades comerciales en las industrias de servicios, transporte y construcción, pero es en el comercio donde se ha ganado el dinero real.
Por otro lado, la importación de bienes cotidianos desde China por contenedores ha convertido literalmente en millonarios a ciudadanos modestos, especialmente cuando se introducen de contrabando en el país y libres de impuestos.
La mayoría de estos bolivianos recién ricos nacieron en el empobrecido campo de la meseta de las tierras altas. Se mudaron a la ciudad durante las últimas décadas en busca de una vida mejor, construyendo negocios gradualmente desde cero. Los más ricos ahora viven en los barrios más exclusivos de La Paz en mansiones pagadas en efectivo.
Otros han comprado extravagantes cholets neoandinos diseñados por la celebridad local Freddy Mamani, los cuales son coloridos y bulliciosos símbolos de estatus que contrastan fuertemente con las destartaladas chozas de abajo.
Ejemplos de bolivianos exitosos
Elizabeth Verástegui es propietaria de una de las tiendas de moda más exitosas de la lujosa Zona Sur de La Paz. Comenzó a mediados de los 80 con menos de 70 dólares de inversión, comprando ropa usada y revendiéndola con una ganancia modesta.
Fortunato Maldonado estaba sin hogar hace 30 años. Él comenzó con solo 50 dólares y recolectó y vendió chatarras y partes usadas de automóviles para ahorrar dinero para otras inversiones. Su empresa minera ahora posee más de 100 vehículos.
Por supuesto, no todos los indígenas bolivianos han tenido tanto éxito en los últimos años. Muchos, especialmente los del campo, continúan viviendo en una pobreza debilitante donde encontrar dinero para los gastos diarios es una lucha constante. Pero para los pocos afortunados que aprovecharon el impulso de la revolución de los derechos indígenas y trabajaron duro para aprovechar el auge económico, sus nuevas fortunas les han ganado un lugar en la clase alta de Bolivia, la denominada nueva burguesía aymara.